¿Qué hemos logrado en el norte para ser industria musical? • WhiteNoise

La Pandemia nos demostró que lo que creíamos que era industria musical en el Perú, no lo era. Nos golpeó fuerte y en la cara. Con esto, no quiero dañar y aún menoscabar la labor tan importante que realizan muchos agentes musicales, productores, músicos y un largo etc. Sino que nos mostró una realidad cruda. Hoy, las lecciones aprendidas se están poniendo en práctica dentro del circuito independiente, en algunas ciudades del Perú. 



Pero primero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de industria musical? Para ello, debemos entender que la industria no la hace una banda o un festival, la hacen todos aquellos que están involucrados dentro de esta gran maquinaria. Para ordenar de manera básica podríamos dividirla en 3: La discográficas, encargada de producir y distribuir la música; Los conciertos en vivo, presentaciones y giras, difusión de bandas; Las licencias musicales, la parte legal, donde la propiedad intelectual es velada y así mismo vendida. 


Entendiendo esto de manera básica, cada grupo lleva a equipos humanos muy grandes, pero sectorizados. Ahora, dentro de la música independiente norteña, hubo olas donde esto se veía claro y otras donde no. En la actualidad, cada ciudad del norte (Tumbes, Piura, Lambayeque, Cajamarca y la Libertad) tienen sus propias problemáticas muy marcadas, así mismo tienen sus cualidades, que la hacen terreno fértil para rotar esta maquinaria. Por ejemplo en Cajamarca, hay organizaciones que se encargan de unir la música con otra artes como VIBRA, en Tumbes personas que la siguen luchando por crear una comunidad como Ron Evo, en Piura mediante la difusión y organización de eventos con Piura es cultura, y muchos más agentes, sumado a ellos las bandas y productores. Sin embargo, Chiclayo y Trujillo son las dos ciudades que resaltan por su organización y la otra por su público. Dejando de lado las rencillas anacrónicas entre ambas ciudades. Son lugares listos para esta parte de la industria musical, llamada conciertos en vivo.

Para ahondar más en esto, en Chiclayo ya hay agencias de management que suben la valla de los músicos y los llevan camino a la profesionalización, hay locales que se prestan para esta difusión, también bandas que con la autogestión han logrado sobresalir, así como productores que empiezan a ser reconocidos fuera de nuestra ciudad. Sin embargo, aún hay mucho que trabajar con respecto al público que quizá sea una de nuestros puntos de mejoras, aunque ya hay iniciativas de acercar de la creaciòn de comunidad y acercarlos a los eventos, es necesario seguir impulsando dichas propuesta, no solo en la música sino con la unión de otros colectivos, y que esta nos conecte.  Con respecto a Trujillo, además de lo que ya encuentras en Chiclayo, hay grupos de diferentes generaciones que siguen a sus bandas favoritas, eso suma mucho. Hablar de las bandas en Trujillo, daría para otra entrada, pero será después.


Estas dos ciudades me sirven de muestra para preguntarme, en realidad, las cosas que detonaron y golpearon a la música ¿se están resolviendo?. El escenario pre pandémico fue diferente al actual, tenemos a músicos preocupados por sonar en su escena local únicamente y poca visión hacía las zonas cercanas. Así mismo, la distribución de su música se hacía de boca en boca y no en plataformas digitales, los conciertos eran localizados y no salían más allá del centro de su ciudad. Y hablar de sellos discográficos en el norte, así como de cuestiones legales sería hablar en otro idioma. 


El escenario post-pandémico se muestra más optimista. Sin embargo, aún hay cuestiones por mejorar. En un país donde la centralización es nuestra peor debilidad, inevitablemente, las comparaciones con el circuito limeño no se hacen esperar, ya que muchas de estas cosas están consolidadas para ellos y sus problemas actuales distan mucho de los nuestros. 


Pero ¿Qué nos falta para lograr crear un festival norteño con miras nacionales? Algo tan sencillo como buscar gente especializada en los diferentes ámbitos que engloban a esta industria y conectarse. Primero, los músicos son nuestra materia prima, dentro del norte hay muchas bandas capaces y preparadas para grandes festivales; Segundo, la organización, crear estructuras y jerarquías, delegar funciones, aunque suene lo más básico, este problema es algo que se ha notado en muchos conciertos a lo largo de estás tierras norteñas. Tenemos, productores de conciertos, equipos de roadies, agencias de management, curadores, prensa y difusión, así un largo etcétera. 


Algunos ya nos hemos encontrado, lo que debemos empezar es a trabajar colaborativamente, en donde demostremos que hay talento en el norte, no solo para nosotros sino para la escena nacional, que en estos momentos pide a gritos nuevos valores, nuevos ídolos. Aprovechemos el contexto y que la virtualidad rompió las limitaciones geográficas. Esta industria no solo se hace con buenas intenciones sino con un objetivo claro, y creo que todos buscamos esa meta en común la cuál es consolidar y crear un circuito interno que sea atractivo para músicos de afuera y que se vea sólido como para legar a las generaciones futuras. Rompamos ese ostracismo que tanto daño nos hizo hace años atrás.     


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